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sábado, 9 de junio de 2012

Los rusos y los chinos, barriendo para casa

Los que hayan leído las noticias durante el último año sabrán identificar el siguiente caso. Un país árabe (llámese X), rico en recursos minerales, es dominado desde hace décadas por un 'dictador' que se ve a sí mismo como salvador de su pueblo, bastión del desarrollo económico y merecedor del culto a la personalidad. Todo marcha 'bien', hasta que en un país árabe diferente, quizá uno de los que más presencia tiene como representante internacional de la región, un grupo de nuevas generaciones se manifiestan indignadas contra la ausencia de democracia y general opresión impropias de un país cuasi-desarrollado. La semilla está plantada, y las redes sociales se encargan de extender el mensaje por toda la región. El movimiento de la Plaza Tahrir en El Cairo prende la mecha de las respectivas bombas pro-democráticas en otros países cercanos, uno de los cuales el caso que nos ocupa.

Ahora bien, este 'presidente' de X no puede soportar que haya gente que no entienda todo lo que ha hecho por su país y que le niega el reconocimiento que se merece,  así que envía a los que le son leales (que todavía son muchos) a hacer entrar en razón a las ovejas descarriadas. Las discusiones se convierten en peleas, y las peleas en lucha armada. Algunos cambian de bando, otros defienden al presidente hasta la muerte. Los afiliados del presidente, al ver que no pueden hacer entrar en razón a los que protestan, cometen barbaridades con la intención de aterrorizarlos. El presidente va perdiendo terreno, pero aún así se niega a convocar elecciones. Además, ya no esconde sus verdaderas intenciones y procura que sus partidarios estén bien provistos de lo necesario para suprimir la revuelta.

Por 100 puntos, identifique usted el país X. Pista: no es Egipto. Es una pregunta trampa, en realidad, puesto que hay dos países que cumplen perfectamente esta descripción. Uno es Libia, y el otro es Siria. La diferencia entre ellos es que las Naciones Unidas se involucró en Libia y contribuyó a derrocar a Gadaffi, mientras que en Siria el Sr. Assad (que, no se lo pierdan, heredó de su padre la presidencia) continúa campando a sus anchas y dejando a sus 'fieles' cometer barbaridades. Por ejemplo, en este vídeo se ve cómo un rebelde, enterrado hasta el cuello, canta "no hay mas dios que Allah". Su verdugo responde "cerdo, no hay más dios que Bashar Al-Assad". Y después le entierra vivo. Este es el tipo de 'persuasión' que estas 'tropas' utilizan.

Desde luego, las tropas de Gadaffi no podían ser peores que esto. ¿Cómo se explica, entonces, que la ONU haya intervenido en Libia y en Siria no? Para responder, hay que empezar desde el principio. En 2005, la ONU aprueba la resolución 1973, "Responsibility to Protect" (R2P), que permite el uso de 'todas las medidas necesarias' para evitar la muerte de civiles en conflictos intra-nacionales. Esta resolución fue en parte fruto de la vergüenza de no haber hecho nada contra el genocidio de Ruanda. R2P fue aprobada con 170 votos a favor y 4 en contra: EEUU, que mantiene que algunos países adheridos a esta resolución no cumplen en absoluto los requerimientos de derechos humanos; los estados del Pacífico Islas Marshall y Palau, y (surprise surprise) Israel.

Una de las condiciones de R2P es que los países han de votar antes de llevar a cabo intervenciones. China y Rusia, que se abstuvieron en la votación de Libia, mostraron su indignación cuando la intervención se convirtió en la eliminación de un régimen (según ellos) legítimo. Y es por eso que temen que suceda lo mismo con Libia y están haciendo todo lo posible por impedir la intervención. Con lo cual, los sirios están pagando por la libertad de sus primos libios.  Es obvio lo que Rusia y China temen: que R2P se convierta en un instrumento de los países occidentales para imponer sus ideales democráticos bajo pretexto de genocidio y/o bajo nivel de respeto por los derechos humanos. Y países como China y Rusia no están dispuestos a permitir que los europeos y americanos les diga cómo tienen que dirigir a sus ciudadanos. Y mucho menos que se creen excusas institucionales para permitir intervención internacional en asuntos intra-nacionales. Así que los rusos y los chinos barren para casa. Al final, quién sabe qué podría pasar si una revuelta popular del nivel de las ocurridas en los países árabes naciera en Rusia o China. Desde luego, no quieren que la ONU o la OTAN intervengan y les impidan reprimir a sus ciudadanos. Así que dejemos que los sirios resuelvan sus propios problemas. Al fin y al cabo, trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Y si de paso el gobierno sirio suprime la revuelta, siempre sabrá mostrar gratitud con sus amigos los matones nororientales.
¡¡Quiero leer más!!
 

Descodificando a la Reina Mary Copyright © 2009 Bosco F. Alava