"En el principio, se creó el universo. Eso cabreó a muchísima gente y la mayoría lo considera una mala jugada". Douglas Adams
Hay pocas cosas como la magia que tiene el recogimiento de un sábado por la tarde. Cuando acaba de terminar de llover y se abre una ventana, se hace una taza de té de jazmín (Que suena muy gay? Lo pruebas y me dices) y se disfruta del olor de la tierra y el asfalto recién lavados mientras que el aroma del jazmín se va liberando lentamente del agua y lo empaña todo. Y el regocijo secreto de leer en The Economist lo mal que va el mundo desde la comodidad de un sofá. Una vez que se ha disipado la banda de petardas que ha estado habitando la casa estos últimos días, y de haber dado una clase de conducir con un profesor que es más británico que el bulldog de Churchill he disfrutado muchísimo de mi taza de té y mi revista. El té, por cierto, lo compré en Beijing cuando estuve allí este febrero, y se me había olvidado por completo su existencia hasta que apareció en la despensa. Es como cuando te encuentras cinco euros olvidados en el bolsillo de un abrigo. Aunque no sea mucho dinero, te sientes millonario por unos momentos: el excedente del consumidor es ese valor extra que nos queda de una cosa después de haberlo comprado (es decir, ese pensar "habría pagado más por esto"). Al encontrarte dinero de forma inesperada, el excedente es infinito, lo que provoca felicidad. Sí, la economía arruinará mi vida.
De todas maneras, quiero aprovechar la sexagésima entrada para hablar de música. No me gsta nada recomendar canciones, porque creo que la música es algo tan personal que compartirla es como compartir el alma. Pero el otro día viendo este vídeo tan bueno, en el que un tipo con una cámara pregunta a los peatones que qué están escuchando (algunos son bastante inesperados!) salieron dos canciones que me han gustado tanto que las voy a compartir.
La primera es de una banda americana que se llama Beirut. Son bastante conocidos en los ambientes "hipster" (link a un video que se ríe de ellos, por si no sabéis lo que son), y da la casualidad de que voy a ir a verles en concierto en febrero, compré la entrada porque me pidió una amiga que la acompañara, y ¡resulta que son fenomenales! La voz del cantante es lo que más me gusta, te envuelve como una manta. (VIDEO)
El segundo es un track de un estilo de música que nadie se creería que a mí me podría gustar: el Dubstep. Y es que he de reconocer que es de los géneros más extraños de música que hay hoy en día. Alguien que no sepa de música lo llamaría "techno". Pero eso es como decir "música clásica". ¿Y en qué se parecen Purcell y Stravinsky? Ni en el blanco de los ojos. Pues eso. (VIDEO)