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jueves, 30 de junio de 2011

El Café Olé


El martes quedé con una chica de la universidad con la que estoy montando (o más bien le estoy ayudando a montar) una sociedad universitaria que empieza el curso que viene, el QMUL Liberty League (liga de la libertad de QMUL). Se trata de contrarrestar un poco todo el ambiente marxista que tenemos en la universidad, sobre todo en el departamento de economía que es uno de los pocos bastiones de la economía marxista que quedan en el mundo. Aunque la sociedad es para todas las facultades, creo que hace falta en la de económicas urgentemente, porque lo único que nos enseñan es Keynes Keynes Keynes y más Keynes; los liberales y los austríacos quedan fuera de concurso. Así que para agitar un poco las cosas esta chica decidió montar esta sociedad, y como su ideología se parece a la mía (¡reduzcamos el estado a los niveles mínimos necesarios para superar el estado de la naturaleza!) me he decidido a ayudar en lo que pueda. En resumen, que quedé con ella en Soho el martes por la tarde para tomar un café y hacer un poco de brainstorming sobre lo que íbamos a hacer el curso que viene.

Aunque habíamos quedado en el sitio que tiene el mejor café de Londres (el Flat White), estaba muy lleno así que tuvimos que ir a Starbucks. Le pregunté que quería para ir pidiendo mientras ella cogía mesa, y me dijo que un "Café Olé". ¡Primera vez en mi vida que lo oigo! ¿Se pensará que es algo típico español, y espera un comentario o broma al respecto? En fin, ante lo desconocido opté por no decir nada y recé para que el barista de Starbucks supiera lo que era. Se lo dije, y asintió y me cobró sin inmutarse. ¿Qué es esto? ¿Desde cuándo se aplica algo tan estereotípico español como un olé a un café? ¿Y porqué todo el mundo sabe lo que es y yo, que soy español no? Así que llevé los cafés a la mesa, dispuesto a inquirir sobre qué era eso del Café Olé, pero después pensé que tengo que defender mi orgullo como español ante lo que es propio de mi país, así que opté por callarme y preguntar después a San Google. Por supuesto durante las dos horas siguientes no me pude concentrar, robando miradas a su taza de papel para ver qué narices era lo que llevaba el café olé, sin resultado. Nos despedimos, y cuando llegué a casa fui corriendo al ordenador a investigar qué llevaba esta bebida que se me escapaba. Y Google, respetuoso como siempre, me corrigió. "Quizás quiso decir Café au lait?" Café Olé. Olé, sí. Olé mis huevos.
¡¡Quiero leer más!!

lunes, 27 de junio de 2011

La desaparición de la clase trabajadora.



"No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio."

Ayn Rand

Un artículo en The Independent hoy (sí, ahora estoy de vacaciones y hasta puedo leer el periódico) menciona cómo en el censo de 2011 sólo un 17% de los británicos se identifica como clase trabajadora, en contraste con el 70% de hace 30 años. Y me ha hecho pensar que es verdad, que lo que antes era una orgullosa clase trabajadora (no sólo aquí, también en España y en el resto de Europa) ha ido proporcionalmente convirtiéndose en clase media, o quizá alta, debido a dos fuerzas importantísimas: la globalización y la inmigración.

Gracias a la primera podemos sostener los niveles de consumo y de vida que llevamos la mayoría de los europeos. Un sistema económico autárquico requeriría una distribución tradicional de la riqueza de más o menos 5% clase alta, 25% clase media y 70% clase trabajadora. En cambio, la globalización ha hecho posible que a) las empresas puedan llevarse las fábricas a países del tercer mundo y b) que haciéndolo puedan reducir los costes enormemente beneficiándose de grandes ventajas fiscales y unos salarios que a nivel europeo parecen ridículos, pero que si aplicamos la Paridad del Poder Adquisitivo (link a wikipedia; un indicador que calcula el nivel de vida en distintos países. Por ejemplo, aunque un Big Mac cueste 4 euros en Londres y 40 céntimos en Vietnam, los sueldos en Londres son mucho más altos, etc) tienen un nivel similar al que tendrían los de la clase trabajadora de un país europeo. Por lo tanto, la globalización permite el "ascenso social" (por así llamarlo, por lo general una orgullosa clase trabajadora se ve empujada hacia la clase media) debido a la escasez de puestos de trabajo tradicionalmente asignados a dicha clase (fábricas, minas, etc) y a la reducción general en los precios que el traslado de las fábricas conlleva.

La inmigración también favorece ese "ascenso forzoso" de la clase trabajadora: los escasos puesto de trabajo que quedan se ven ahora demandados por inmigrantes altamente cualificados, dispuestos a trabajar por un salario menor y que además no suelen estar sindicados, lo que permite al que contrata ahorrarse mucho dinero en medidas superfluas, antes exigidas por los sindicatos. Tiene gracia cómo ha dado la vuelta la hoja. Lo que los primeros socialistas creyeron que iba a salvar a la clase trabajadora, la unión en sindicatos que ejercían como grupos de presión (y que razón tenían, en cierta manera, las condiciones de trabajo en el siglo XIX eran casi inhumanas) ha sido una de las causas fundamentales de su desaparición. Sólo una pequeña reflexión para un lunes por la mañana.
¡¡Quiero leer más!!
 

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