"Ya sólo me queda la vacía pena del viajero que regresa" - No es que yo vaya a regresar, pero la aventura que comenzó hace tres años (cuando yo todavía era un pipiolo madrileño que no sabía no atarse los zapatos) se acerca peligrosamente a su fin. Quedan oficialmente dos semanas y media antes de que termine el último exámen de la carrera, y aproximadamente un mes y medio para la ceremonia de graduación. ¿Qué pasará con este blog? Nadie lo sabe. Creo que ya he descodificado a Mary lo suficiente, y después de tres años en sus entrañas me dispongo a salir a la luz, con mi título de economía y ciencias políticas bajo el brazo (eso si apruebo - aunque, ¿a quién voy a engañar? Aprobaré), mi gorrito académico y mi visión optimista del mundo.
Me dirigiré entonces a lo que había sido el objetivo original nunca alcanzado, la infame London School of Economic,s donde cursaré un Master (de ciencias) en economía política del desarrollo. Pregunta: ¿No había nada más concreto todavía - como por ejemplo, "Economía política del desarrollo tardío? Respuesta: Sí. Me habéis pillado. Es exactamente el Master que voy a hacer: una mezcla de estudios de desarrollo e historia económica que se centra en la evolución del desarrollo en los últimos dos siglos (que, sinceramente, es cuando ha pasado todo lo interesante...) Pero antes de eso, queda un verano de cuatro meses para descansar, pensar y escribir (y prepararme mentalmente para lo que me espera el año que viene).
Respecto a la escritura, he estado pensando en un futuro artículo que llevará trabajo pero creo que será bueno. Este año he tenido una asignatura que yo creo ha sido la mejor y más importante de todas las que se dan en mi departamento: historia del pensamiento económico. Después de pasarme dos años estudiando teoría económica pura y seca esta asignatura ha proporcionado un contexto vital para entenderlo todo bien. Es como llevar dos años comiendo una tarta de chocolate de esas super empalagosas que se te pegan en la garganta y al final lo lavas todo con un vaso de leche que complementa la tarta perfectamente y le da sentido (vaya símil de mielda, pero esto es a lo más que puedo llegar dadas las circunstancias presentes de desgaste intelectual). En resumen, a la hora de estudiarme toda la narrativa me ayudó imaginármelo todo como una calle con distintas casas: La casa de la economía clásica, toda bien construida con columnas de mármol en la entrada, y Malthus viviendo en la caseta del perro gritando "Moderación! Castidad! Pecadooooorrreeesss!!!", mientras que enfrente está la casa de la escuela Marxista, una mansión laberíntica y ruinosa, pero en la que aún hay algunos motivados intentando arreglar los desperfectos... En fin, haré un buen artículo cuando pueda (aunque sólo lo entenderán los que estén familiarizados con la narrativa económica desde Smith, hasta Schumpeter.
Bueno, estoy divagando. Que esto sirva para desempolvar el blog en preparación para obras mejores. Salud!